Vuelven los tiempos en los que deja de ser un juego
La risa continuada del compás de los vientos
Una rosa negra duerme en mi jardín
La misma que nunca llega a marchitarse
Que me observa y se conmueve
Cada vez que el agua se resbala hacia los pies
Entro en el fumadero de opio
Y aplaco mis manías y envoltorios
Me desvisto y te veo allí sentada
Ojeando descuidadamente mi cuerpo
Tus cálidas manos me recorren, a distancia
Y me invitan….
Fiebre, en tu boca todo es fiebre
Y enfriamiento continúo de mi alma
La palabra “obediente” me persigue
De vez en cuando, podrías escribirme
O dejarme alguna nota…..
Como las que yo tengo aquí guardadas
Pero es mejor así, me consuelas
Y en el tejado el águila negra
Me tiene totalmente vigilado
Mitigando mi amor moral
Convenciendo a mi visión desacertada
De sucias moralejas
El cielo es para los clérigos
Para los que esperan que en el domingo
Todavía resuenen los besos sabadeños
O esa es la única conclusión que saco…
Mientras, me lavo y me repugna
El olor que me deja tu ego de chiquilla
Oscuro enemigo soy de mi mismo
Disfruto cuando tocas el instrumento
Diabólico palíndromo de connotaciones
Reconocer a lo que nos sometemos
Es mi auténtica obsesión
No te compadezcas de mis males,
Mala jugador…..
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