miércoles, 21 de diciembre de 2011

Martes

Martes…
Brillantes, de dolores cerebrales
suena una vieja canción
revolviendo recuerdos anteriores
¿Por que los que vivimos sujetos
en nuestro propio estomago
nos cuesta tanto trabajo
sonreír despacio y duradero?
Hoy, me hubiera conformado
con terminar bailando
sobre la misma camisa
que me abroché esta mañana
surcar las mismas ilusiones
abrazar a las mismas hermanas
que se escandalizan…
Cuando estoy totalmente alegre
y de vuelta al pesebre
allí donde falacia y fapencia
se anidan, se cobijan y mueren
rezarle al Dios misericordioso
que ahuyenta la vida y distrae la suerte…

Ahora, tengo un fuerte dolor
en el costado, creo que es pago
o penitencia, que cumplo
por soñar despierto…
¿Por qué el mundo se empeña
en dibujarnos con aroma nauseabundo?
No busco triunfo, sí la victoria
en esta guerra que somos nosotros
pieles deshechas y huesos roídos
una mueca siniestra de espíritu bandido…
Me carcomes, Esperanza, me carcomes
y eyaculas tus fantasías
a un millón de direcciones
lejanas de mi propia casa…
Pero se me pasa, con una sonrisa tuya
o con unas alas azules de estela dorada…
Que en un sin decir, nada; observa….
Y caigo, y suelo…
Sucumbir al placer de entender
los sueños que me brinda cerebro
y ceder, a la fuerza subyacente
del mejor amante, del mejor pretendiente
que albergo…

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