sábado, 30 de marzo de 2013

Y más vuelos


Carraspea al anochecer un grácil y alocado vuelo,
ha permitido el Cóndor; el cacareo, la invasión aérea,
la castración del orgullo, la sumisión, la vigilia del nido.
Parece que ya no aletea; el Cisne muestra orgulloso, elegancia
llena de pasividad y alevosía. Se cree en el derecho, en el deber,
de ser infame y cruel por rechazar la cortesía,
de prolongar el silencio y la agonía, de no preguntar;
ni al siervo, ni al viento; de qué alimento se beben los días…

Así dispuesto está, el ave teñido, que guarda como castigo un amor;
del que toma y desconoce; sin tragar e intentando no atragantarse:
-“Que hipócrita es luchar en la desdicha y hacer desdichados a los semejantes.”
Bufa el Cóndor desolado, creyéndose malvado y dubitativo.
Él es negro, como su mismo pensamiento; a veces irracional y contradicho,
principiante en el arte de caminar y resabido, al tratar de ilusionarse.
Se encuentra cansado ya de a la espalda cargarse,
piedras; más piedras, de ribazo desmotivante.

Mira al mar y encuentra parejas de animales distantes,
que juegan, crecen y luchan; por la sincronía del horizonte.
Danzas, casi de seguido te diviertes; a veces parece que entiendes la forma,
o como funciona. Pero ni siquiera te das cuenta, novel y cobarde bailarina,
de como la Gaviota o la Paloma procuran vivir juntas la rutina.
La rapaz despierta soportando inquina, abandonando la sombra;
junto a las ruinas de lo que fueron la aurora. Se dice, no, ya no;
no habrá más protección, no habrá ya quien te cubra,
no habrá carga, ni incomodidad, ni razón alguna;
Para que te vayas sin venir, para que huyas sin haber vuelto,
fingiendo la mediocridad, de lo que creíste acompañamiento.

sábado, 9 de febrero de 2013

Florecimiento


Nacida la obligación,
Pendiente en la acrobacia,
Se llena de motivación,
Y al mismo tiempo se desarma,
De palabras…

Quiere acometer… y acomete,
Las esquinas de un papel,
Que sigue dibujando,
Con colores, que se tildan,
De superación.

No es blanco el camino,
Es negro, incierto, desalentador;
Así a veces se acuencan los minutos;
Se adivina un gesto serio, por otoño,
Y ya no está presente…

-Sería mejor no crecer- digamos,
-Aunque inexorables nacen,
Del verano, líneas en las manos-
Ya no hay vuelta atrás;
Vuelta hacia delante…

-Bebamos de reojo la melancolía y
Anidemos con paciencia la incertidumbre-
Le susurro, en la distancia, aunque,
Me cueste escucharme

Está aquí, estoy con ella,
Se está desperezando…
Siempre permitiré que se acurruque;
Para el miedo, soy sépalo.

Pero pronto sucumbirá el invierno,
Sus párpados rosáceos, tal vez, sonrían...

No importa si…

Primavera pronta o tardía;
Cuenta tu alegría, flor de almendro

lunes, 4 de febrero de 2013

artículo uno, párrafo primero


Austero y sin palabras
Así es el tiempo y se diluye
Entre cuencas de aguas bravas
En cielos ocres de eternas cúspides

Debiera navegar el río, pendiente abajo

No existe otra manera
Aunque la senda permita
Volver al principio la escalera
Hallarse las preguntas primitivas

Cruzar tampoco, no es ningún tránsito

Caer a la desembocadura
Observar por fin el horizonte
La calma donde el destino perdura
Convertido al cabo de todo en transeúnte