Nacida la obligación,
Pendiente en la acrobacia,
Se llena de motivación,
Y al mismo tiempo se desarma,
De palabras…
Quiere acometer… y acomete,
Las esquinas de un papel,
Que sigue dibujando,
Con colores, que se tildan,
De superación.
No es blanco el camino,
Es negro, incierto, desalentador;
Así a veces se acuencan los minutos;
Se adivina un gesto serio, por otoño,
Y ya no está presente…
-Sería mejor no crecer- digamos,
-Aunque inexorables nacen,
Del verano, líneas en las manos-
Ya no hay vuelta atrás;
Vuelta hacia delante…
-Bebamos de reojo la melancolía y
Anidemos con paciencia la incertidumbre-
Le susurro, en la distancia, aunque,
Me cueste escucharme
Está aquí, estoy con ella,
Se está desperezando…
Siempre permitiré que se acurruque;
Para el miedo, soy sépalo.
Pero pronto sucumbirá el invierno,
Sus párpados rosáceos, tal vez, sonrían...
No importa si…
Primavera pronta o tardía;
Cuenta tu alegría, flor de almendro
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