Austero y sin palabras
Así es el tiempo y se diluye
Entre cuencas de aguas bravas
En cielos ocres de eternas cúspides
Debiera navegar el río, pendiente abajo
No existe otra manera
Aunque la senda permita
Volver al principio la escalera
Hallarse las preguntas primitivas
Cruzar tampoco, no es ningún tránsito
Caer a la desembocadura
Observar por fin el horizonte
La calma donde el destino perdura
Convertido al cabo de todo en transeúnte
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