lunes, 4 de febrero de 2013

artículo uno, párrafo primero


Austero y sin palabras
Así es el tiempo y se diluye
Entre cuencas de aguas bravas
En cielos ocres de eternas cúspides

Debiera navegar el río, pendiente abajo

No existe otra manera
Aunque la senda permita
Volver al principio la escalera
Hallarse las preguntas primitivas

Cruzar tampoco, no es ningún tránsito

Caer a la desembocadura
Observar por fin el horizonte
La calma donde el destino perdura
Convertido al cabo de todo en transeúnte

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