domingo, 13 de febrero de 2011

nuevos viejos cimientos

Últimamente he estado viajando en una nube. Ha sido un trayecto relativamente corto pero como casi siempre intenso, del que no quería salir y no me gusta bajar. Escribiendo sin parar, sin pensar en las faltas, completamente enamorado. Pero tocó caer y a pesar de seguir siendo fuerte y orgulloso, me he dado cuenta que todo lo que hago es una mierda con envoltorio bonito. Transcribo por amor, cada “verso sexado” sin esperar nada a cambio, intentando dejar en el camino un rastro mío, reconocible, y ¿de que vale? Si cada una de mis letras está encriptada y cada persona que las lee entiende lo que quiere, o lo que viene siendo mucho peor, leen pero no saben leer, tirándome a la cara puntadas erróneas.
Me he cansado, tanto, que hasta un viernes tan amargo como este último, me sabe a auténtica gloria. Me sentí febrilmente deseado con grito quinceañero incluido pero desnatadamente rechazado. Al llegar a casa tuve un sueño de estos que te abren los ojos y que poco a poco te van haciendo madurar la idea más acertada que ha brotado de tu cabeza. En ese sueño estaba tirado en la cama y entraba mi mamá y me despertaba, quejándose de no se que historia que le había dicho mi hermano. No hacía más que demostrarme que él estaba disgustado, creyendo ser la culpable. Así que me incorporé e hice mi gesto típico de, que le vamos a hacer. Entonces cuando quise darme cuenta estaban todos los que nos hemos criado en mi casa en mi habitación, y mi hermano, terriblemente irritado, aflorando sentimientos de impotencia empezó a gritar y caminar de un lado para otro, con los ojos en carne viva, escupiendo insultos, maldiciendo, arremetiendo contra la vida. Decía que ya no podía, que ya no sabía que hacer, como iba a aguantar esta situación. Como podía luchar contra un mundo que no hacía más que buscar la forma enmascarada de joderlo. Yo simplemente mordí las sabanas, tratando de mostrar y contener a la vez toda mi rabia y dije: “hay que hacer algo”.
Me resulta raro, pero puede ser que este sueño sea la consecución de una conversación mantenida por la tarde, en ese lugar donde los hombres siguen teniendo la esencia que parece perdida. Hablábamos de dinero, de trabajo, de la sociedad, de la falsa política a la que creéis pertenecer todos, del nutrimento de las personas que quieren nutrirse, que se preguntan por qué están aquí, por qué no encajan con las demás, de la individualidad a la que te arrastran, del exagerado y transgiversado “superyo” que nos han creado, de los extrañamente diferentes que somos y el gran nexo que tenemos de saber aguantarnos, de que nadie quiere perder esa casa que es nuestra casa, de la negatividad y el positivismo propio, de las dinámicas de no hacer nada y no avanzar por falta de dinámica, del no querer preocupar a nadie hasta que uno mismo no muestra la necesidad de ser ayudado, de las protestas y las formas de hacerlas, del movimiento masivo contra el sistema que no nace pero esta incipiente, del sentimiento “jokeriano”.
Normalmente quien nos escucha hablar de todas estas cosas denota dos posiciones totalmente opuestas. Comúnmente no clasifican de locos, raros, inadaptados. Digamos que un 98 % de los socialmente adormecidos, ¿por qué? Porque ellos ya suelen girar dentro del mundo y no se preocupan de las cosas, ya se han buscado de que preocuparse y el tiempo les consume y les obliga a avanzar de manera insostenible. Nosotros todavía tenemos tiempo y siempre le mostramos la duda a todas las partes de la vida. El color blanco no es blanco por ser blanco, sino por el razonamiento que te lleva a ello. Puede ser una expresión bastante general, pero creo que lo explica todo.
El otro posicionamiento es el de aquellos que disfrutan de la buena discursión, que permiten la opinión, escuchan, razonan y debaten las cosas que se deben rebatir.

Estoy escribiendo todo esto por simple razón, porque me he dado cuenta de que te quiero, de que ya sé lo que quiero, y me veo en la necesidad y obligación de luchar. Así que no se si esto es un adiós o un hasta luego, pero todavía tengo muchas cosas que quiero hacer.

1 comentario: