lunes, 28 de febrero de 2011

último acto sincero

El ritmo del escritorio y el reloj que marca el tiempo, me ordenan la escritura de un texto. Voy a hacerlo, pero no porque ellos me lo exijan, sino porque yo quiero. Me declaro una persona obediente de mi mismo, que se marca un camino, un lugar al que partir. También digo que no siempre me sigo, y que a veces lo vario, pero termino por llegar….
Así mi dirección está marcándome, inexorable, aquello que viene de días atrás en mi cabeza. Están cambiando muchas cosas, siempre cambian, siempre están en continuo movimiento, pero; hay pedazos que se repiten a diario.
No sé quien eres, no te conozco. Esporádicamente nos hablamos, a veces mirando y otras sin mirar directamente a los ojos. Se cruzan ideas, sueños, ciertas alegrías y muy pocas tristezas, las que nos permitimos mostrarnos. Es lo natural de momento, nos sale eso. Es como andar poco a poco un recorrido que por momentos es tan obvio y dijera algo así como que no hay otro. Pero yo lo pienso y lo mareo.
Tengo claro que las palabras que yo diga aquí se escriben con tinta, gruesa, marcada y que traspasa….pero va a ser la primera y la última vez que lo haga. Voy a ser sincero.
Me gustas, me gustas mucho.
Una vez hablé de las personas que llegan y te tocan, que te hacen sentir diferente, que parece que tienen ese don de hacer que tu mundo se tambalee…..
-Esas, esas son las que importan.-
Lo sé, eres de esas y por segundos si conocieras realmente mis gestos te darías cuenta.
Aunque creo que ya lo sabes. Pero no me importa, ya no importa nada.
Podría englobarlo en el “nutrir” pero esto es diferente, tú lo sabes.
No voy a desglosar nada, ni a fragmentar cada trozo de las imágenes que componen estas cosas; básicamente no voy a volver a pensar ni a hablar de nosotros.
Me lo impongo, mi silencio es necesario.

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