Llevaba… tiempo buscándote.
Me irritaba con facilidad; ¿sabes?
Tenía… dolores mentales,
y un pinchazo en el lado derecho,
raro; pues el corazón es zurdo.
¿Te acuerdas cuando hablaba de tener mano izquierda?
Hoy, aquí, no la tengo.
Pero,… intentaré hacerlo suave…
A esto lo titulo… “El vuelo del ave”:
El brío en tus alas,
alzas la mirada, cuando me miras a los ojos
e intento seguir los tuyos, escojo,
el camino más corto, pero,… ya es demasiado tarde.
Porque me arde, algo dentro, me arde.
Y tú, ya lo sabes…
Quise estudiar cetrería, por tenerte cerca.
Así podría observarte mejor,
y aprender, el por qué eres tan terca,
y no me besas, porque nunca me besas….
Me picas.
Me acostumbré a verte volar,
es… como una sinfonía de Johann Sebastian.
Tu plumaje se despliega,
y las palabras se encadenan, una tras otra.
Todo de forma compuesta… en armonía,
y surcas el viento;
(fuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuf)
me encantaría saber desde tu vista de águila, lo que estás viendo.
A un chico embobado,
fascinado, por cada uno de tus movimientos.
Diciéndose: “es elegancia, está por encima de cualquier moda.”
“Joder tía, sintiéndolo así, podría rechazarlas a todas…”
Pero… no es más que un sentimiento,
que tengo aquí, dentro del pecho,
y que como mucho, se me queda en el buche…
Parece que tengo un enano, que me golpea la tráquea;
y no me permite hablar…
¿Valdría de algo, aclararlo?
Umm, creo que no,
mi cantar no es tu cantar de pájaro,
pero verte volar me gusta tanto…
….
Así, pasó el tiempo e hizo mal de celestino…
Así que… ya ves...
Dejé de vigilar por donde sales…
Y ya nunca esperé a que volvieras al nido…
Ni recopilé informes de los bandidos,
que hallaba olisqueándote.
No volví a preocuparme, por eso de antes, lo del plumaje…
Ésta; es una época sexual de hambrunas,
y tú eres un animal tan deseable, de una porte tan noble…
Y una seguridad tan intratable.
Sin apenas titubeos…
Alcotán europeo, falco subbuteo;
soy demasiado bruto para tus delicados balanceos.
O demasiado bueno…
O demasiado blando…
O demasiado puro…
Pero nunca lo suficientemente duro,
para llevarte cogida de mi brazo…
Yo no te quiero ahí, posando;
para un nuevo retrato, para otro dibujo;
de lo que a veces parece felicidad…
No, así no se va a ninguna parte, vengo de destrozar un mito.
Eso de que medio pilar, y medio, forman una base…
No; uno más uno, son dos. De ahora, en adelante.
Yo me conformaría con eso, y desearía que de vez en cuando,
me dejases dormir en tu pecho;
y pudiera susurrarte ternuras en el manto…
Te miro y… Sufrirás tanto….Por ello; aunque ahora me marcho;
nunca me escondo… y le rezo,
todas las noches le rezo, al único Dios de los Cielos.
Para que te permita desplegar los escapulares;
y te enamores…Ciegamente, de otro cualquier hombre bueno…
Hasta siempre, Princesa de los Vuelos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario